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domingo, 6 de mayo de 2007

Caballero sin espada.


Hacía tiempo que no veía la genial obra de Frank Capra, autor de otro film inolvidable: "¡Qué bello es vivir!"
Desde luego nadie ha representado el papel del político iluso y bienintencionado como James Stewart; el del banquero altruista y generoso (en la citada "qué bello es vivir") o el del abogado valeroso, honrado y esforzado ("el hombre que mató a Liberty Valance").
¿Nadie?
 Nadie, desde luego, hasta que un mediocre con fortuna, o un afortunado mediocre, como se prefiera, se convirtiera en presidente del gobierno de la España que hace daño por designio del Todopoderoso Alá.

Sí, en Zapatero tenemos al político de fácil y perenne sonrisa, talantero y aparentemente educado; un hábil caganer reprimido, infectado de revanchismo y rencor que, sin embargo, no dudará en exhibirse, pavonearse diría yo, cual héroe salvador de "parias" y oprimidos; él es la feminista que lucha contra el machismo impositor, el rojo auténtico que combate al sempiterno facha maloso que habita entre nos; el "rosado" colega de Zerolos y compañía que comprende que perder aceite no sólo es problema de vehículos entrados en años.

Zapatero es una suerte de raro y curioso Mesías, pues no es él quien está dispuesto al sacrificio, sino que dicharachero y despreocupado, como sólo los necios saben serlo, sacrifica la poca dignidad que le quedaba a España, autoinmola sin concesiones los últimos vestigios de orgullo y honor de un país que, desafortunadamente, cada vez va más a menos y cada vez hace más daño...

Así, nuestro singular "caballero sin espada" se dispone a vencer los males del mundo y de España con su talante pacifista, sin espada ni armadura alguna, que nada es más duro y recio que su gran caradura. "Alianza de civilizaciones" para combatir al moro impositor y sonrisas y abrazos para Mohameds dictatoriales o presidentes de repúblicas bananeras, pero odio y veneno para los españoles orgullosos de serlo, que en esta España que hace daño se puede ser "rosado", musulmán, terrorista o feminista (valga la injusta mezcolanza de calificativos tan dispares) pero no se puede ser apañó so pena de ser tildado de facha y heredero de falangistas.

¿Por qué, nuestro miserable presidente, no se decide a ejercer de vulgar actor en una vulgar película del no menos vulgar Almodóvar?
Al fin y al cabo a zETAp le sobran dotes "interpretativas" y desvergüenza, y a Almodóvar no le falta, como el buen bufón retroprogre que es, afán por interferir en las cuestiones políticas.

¡Aaaaaah, qué gran actor perdió el mundo y que "regalo" más dañino nos proporcionó Alá!


 

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