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martes, 8 de mayo de 2007

Arsénico por compasión.


Sí, de nuevo comentaré una película de Frank Capra, en esta ocasión interpretada por Cary Grant, el cual no era precisamente santo de mi devoción hasta que le descubrí en la maravillosa "operación whisky".

En "Arsénico por compasión" Grant es uno de los tres sobrinos de unas simpáticas viejecitas que se dedican, maravilloso hobby, a asesinar vejetes que ellas consideran desahuciados.
Pero no son los papeles de Grant ni los desempeñados por sus alocadas tietas los más sabrosones, sino los correspondientes a sus dos hermanos: un delincuente que se sometió a una operación de cirugía para ocultar su identidad y un alocado teddy que se cree el presidente theodore Roosevelt.

Todavía recuerdo la fórmula mortífera de las simpáticas yayitas: 5 litros de vino añejo, arsénico, estramonio y una pizca de cianuro.
¡Parecía una fórmula tan sencilla de elaborar!
¿Deberemos esperar a que zETAp se convierta en un vejete desahuciado para "regalarle" una fórmula compasiva, como la que administraban las tietas de Cary Grant?
¿Por qué?
Si Aznar ya sufrió un atentado perpetrado por ETA, y hasta con el mismísimo Losantos jugaron los inmorales de Terra Lliure a hacer prácticas de tiro al blanco, ¿qué impide que algún alma caritativa le dé un poquito de arsénico a zETAp, aunque sea por compasión; por compasión de esta maltrecha España que tanto daño hace; por compasión del futuro de nuestros hijos que acabarán sodomizados por el moro invasor, mirando hacia la Meca y orgullosos de su ignorancia.
No me lo explico...
Quizás sea su sonrisilla de "niño travieso", con cara de no haber roto nunca un plato, por más que sea España la que está destrozando, la que le exime de ser visto como un grave peligro.
O quizás sea debido a que los enemigos de las Españas tienen en él a su mejor aliado para ponernos mirando hacia la Meca o convertirnos en el hazmerreír de Europa y del mundo entero.

Por un momento me imaginé a unas viejecitas ofreciéndole a zETAp un seductor vaso de vino, y ya estaba nuestro presinecio acercándose el líquido a sus labios cuando irrumpió Aznar, frenético, para arrebatarle el vaso y bebérselo de un trago.

-Ahora, dijo Aznar soberbio, me cojo el coche para ir de Madrid a La Coruña, ¡por mis cojones!

Nos ha jodido "el bocas", ahora que estábamos tan cerca de acabar con todos los males de España, aparece él y la vuelve a cagar como el boquerón que es.

¿Va a ser verdad que tenemos los políticos que nos merecemos?


 

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