Cine como realidad virtual


Cine y vida, cine y política, cine y filosofía, cine en la realidad y cine en la ficción.

viernes, 25 de febrero de 2011

Spartacus, sangre y arena.



¡Pedazo de serie!
El miércoles de esta semana emitieron el primer capítulo por el canal Cuatro, creo.
Yo no la vi, porque ya la visioné por internet y tengo grabada toda la primera temporada, comme il faut!
Sin embargo, me gustaría comentar las opiniones que, respecto a dicha serie, expresaron dos contertulios de Arucitys.
David Broc, un tanto friki, dijo que era imposible no engancharse a Spartacus y que la serie estaba 20 años por delante de Hispania. También alabó las bondades de la estética y del guión, sencillo de digerir pero truculento y perverso.
Mònica Planas tildó la serie de pornográfica y "gay" (ya estamos con lo de las falditas de romanos que tanto gustan a los bujarrillas). No se cortó un pelo, además, en decir que era una serie cargada de violencia gratuita, y que llegaba a resultar incluso cómica, por lo poco creible y cutre de sus sanguinolentas escenas.




¿Qué puedo añadir?
Está claro que suscribo íntegro el comentario de David Broc, porque Spartacus es una serie para ver y para sentir; es una serie hipercargada de testosterona, que lo mismo te dispara la adrenalina con un feroz combate en la arena que con una lúbrica y voluptuosa escena erótica.
¿Pornográfica y gay?
La tal Mònica debe ser una mojigata de mucho cuidado, una ñoñeras cuyos gustos cinematográficos no van más allá de "Los puentes de Madison", "El paciente inglés" y truñacos similares. También podría tratarse de una reprimidilla de tres al cuarto, de esas que ante una tranca descomunal se ponen la mano para taparse los ojos, al tiempo que se cuidan mucho de mirar, a través de los deditos abiertos, el objeto de su inconfesable deseo.

En fin, os recomiendo Spartacus, para darle gusto a los sentidos, para que os sintáis como los gañanes que sois o, en cualquier caso, podáis descubrir al gañán que todos llevamos dentro.

lunes, 21 de febrero de 2011

"Balada triste de trompeta", de Álex de la Iglesia.


Gracias a los bambinos, y a su insistencia, este fin de semana fui al cine para ver "Enredados". ¡Pedazo peliculón!
La verdad es que el listón de la animación, después de la magnífica Toy Story 3, estaba muy alto. "Enredados", sin embargo, consigue saltarlo airosamente, con gracia y elegancia tradicionales, pero también con una pizca de transgresión irreverente; la justa para agradar a los paterfamilias y, al tiempo, no escandalizar a la chiquillería.
O me estoy haciendo viejuno a pasos agigantados, ñoño y simplón, o la animación, hoy por hoy, es una de las mejores y más seguras apuestas para ver buen cine. Un buen guión, acción trepidante, excelente animación y grandes dosis de fino humor, ¿qué más se puede pedir para pasar una divertida tarde en compañía de los peques?

Para compesar el gasto de los 24 euracos, palomitas y chuches aparte, que costó disfrutar de la última creación de Disney, tuve que bajarme, vía internet, "Balada triste de trompeta". Con todo no se puede.
¡Menos mal que no pagué un euro por ver semejante truñón!
Lo primero que llama la atención, para todo buen apañó que se precie de serlo, es la cantidad de ayudas y subvenciones que recibió la película: fondos ICO, Generalitat valenciana, TVE, Canal Plus...
¿Y para qué?
Pues para que Álex de la Iglesia, l´enfant terrible del cine apañó que nos deleitara con "Acción mutante" y se ganara los galones con "El Día de la Bestia", pudiese hacer una película tan pretenciosa como truñera.
Pretenciosa y fallida, esos serían los calificativos que utilizaría para definir "Balada triste de trompeta".
El comienzo de la peli promete, y se despacha con varias escenas brillantes y a la altura del otrora genial Iglesias: un payaso rebotao enfrentándose a un capitán miliciano y una cutre-carga que realizan los frentepopulistas, encabezada por el payaso tonto (Santiago segura), repartiendo golpes de machete a diestro y siniestro.
Un dato positivo: Iglesias evita caer en el tan socorrido sectarismo político, al que tan acostumbrados nos tiene nuestra izquierda sectaria. De hecho, incluso hace aparecer al Caudillo, por supuesto irónicamente, como una persona de probada moralidad, defendiendo a un pobre y humillado Carlos Areces de las hijoputeces del vengativo coronel "Sancho Gracia".
Areces, el pobre, no da pa más, y se limita a ser él mismo; el sempiterno friki de "La Hora Chanante" o "Museo Coconut", lo cual le basta para bordar un papel interpretativo hecho a su medida. A la medida de sus limitaciones, quiero decir.
La película, por momentos, resulta absurda, de un surrealismo tan gratuito y fuera de lugar, que nos obliga a preguntarnos: ¿pero qué pretende Iglesias?
Sí, hay mucho de la decadencia de "Acción Mutante". También está presente el friquismo de "El día de la bestia", pero a la película le falta algo más que un hervor para resultar atractiva y entretenida (hay momentos en que llega a aburrir).

Lo sé, sé que Álex pretendió algo grande (lo intuyo) Quizás buscara su obra culmen, una suma de todas sus decadencias y frikismos anteriores, pero me temo que fracasó estrepitosamente en el intento.

Los actores: casi los mismitos que los de la serie-cutre "Plutón BRB NERO", desde el mismo Carlos Areces, pasando por la jugosona Carolina Bang, el estrábico Enrique Villén y el greñoso Manuel Tallafé. También están presentes Gracia Olayo y Fernando Guillem.
Rápidamente relacioné a los mismos actores con otra peli cutre del cine apañó: Los managers, bajo la dirección de Fernando Guillem y también con Tallafé, Villén y el ínclito Perea (soldado nacional en "Balada triste de trompeta").
Los mismos coleguitas que se reunen una y otra vez, disfrutando de las sucosas subvenciones de papá Estado, para hacer ese pseudocine cutre al que tan acostumbrados nos tienen.
Lo más lamentable, pero, es que he de reconocer que "Los Managers", siendo otro gran truño patrio, me gustó más que "Balada Triste de Trompeta". Al menos me eché unas risas, algo que no pude lograr visionando el depresivo-cutre-friki bodrio de Álex de la Iglesia.
¿Y por qué me tragué enterita "Balada Triste de trompeta?
Pues porque estuve esperando hasta el final, cual gañán, para ver si el rácano de Iglesias nos regalaba con algunos planos lascivillos de la jugosona Carolina Bang. ¿Por qué, si no? :)


Pd: atención a la escena erótica en la que el payaso maltratador le da lo suyo a Carolina Bang por la retaguardia, mientras los generosos pechos de la chica se aplastan voluptuosos contra la luna de un restaurante (ñam, ñam)

lunes, 7 de febrero de 2011

Se nos marchó Gary Moore


¿Cuántas veces habré escuchado su over the hills and far away en los garitos metaleros que frecuenté en mi díscola juventud?
Aquí os dejo con la versión, más cañera pero no por ello mejor, de Nightwish, que, además, sirve de perfecta excusa para contemplar a la siempre bella y exhuberante Tarja Turunen.

Adiós, Gary, descansa en paz.

PD: 58 añitos. ¡Pronto te fuiste, bribón!

sábado, 5 de febrero de 2011

Valor de ley


Me he enterado de que la genial "Valor de Ley" ya tiene su remake actualizado, ni más ni menos que por los hermanos Coen.
Y siendo una película de los Coen no podía faltar el ínclito Jeff Bridges, sempiterno Nota y un pedazo de actor como la copa de un pino.
Viendo la caracterización de Bridges como el refunfuñón y duro Rooster Cogburn (papel que interpretara John Wayne en la cinta de 1969) no puedo por menos que aplaudir la elección de los Coen. ¿Quién, si no, podría emular al viejo Cogburn cascarrabias, decadente y pendenciero, bebedor y de gatillo fácil? ¿Robert de Niro, quizás? No, a De Niro le faltaría un toque de "decadence", el aura de enfant terrible y bon vivant que tan bien refleja Bridges en sus películas (genial también en el "El rey pescador").

No es novedosa la peregrina relación entre niñita desvalida y pistolero maloso en el western. De hecho, además de "Valor de ley", tenemos otras dos grandes películas que también centraron sus guiones en el mismo eje argumental:
"Círculo de fuego", con el siempre magnífico Gregory Peck, y, ¡atención!, la genial parodia titulada "Cat Ballou", con el maloso por excelencia Lee Marvin, o Liberty Valance, como se prefiera, convertido en un pistolero venido a menos, borrachín y perdedor, que decide ayudar a una jovenzuela Jane fonda.

Pero vayamos a lo que nos ocupa: "Valor de ley"



Todavía no puedo juzgar si la pelicula de los Coen estará a la altura de la realizada por Henry Hathaway en el 69, pero sí quiero recomendar la secuela de ésta, la maravillosa "El rifle y la Biblia", de nuevo Cogburn interpretado por John Wayne, junto a la maravillosa Katharine Hepburn, mujerona que siempre, desde pequeñito, produjo en mí una inexplicable atracción.
Hay secuencias en "El rifle y la Biblia" que nos recuerdan inevitablemente a "La reina de África", con Hepburn en su papel de mujer fuerte e independiente haciendo la puñeta a Wayne, lo mismo que otrora hiciese con Humphrey Bogart.
Y es que, detrás de todo hombre pendenciero e irresponsable, detrás de todo bon vivant noble y leal, debe estar la mujerona de turno; esa gran mujer que sepa como reorientarle y hacerle mejor, que sepa descubrirle las virtudes potenciales que esconde en su coraza interior de hombre duro y cínico. Y Hepburn, que bien supo cómo hacerlo en la vida real con el travieso y bebedor Spencer Tracy, no iba a fracasar en la ficción ante dos duros de entre los más duros del celuloide.
Me gusta más, mucho más, el Cogburn de "El rifle y la Biblia", donde descubrimos a un Wayne mucho más humano, irónico y divertido que en "Valor de ley" (donde ya estuvo genial) y todo gracias a la interpretación magistral de Hepburn (¡qué gran actriz!).
Al final de ver el rifle y la Biblia, sólo podemos sentenciar, como hiciera el propio Cogburn ante Hepburn: "¡Amén, hermana!"

Saludos.