Cine como realidad virtual


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viernes, 21 de enero de 2011

Cartas desde Iwo Jima


No suelo citar entre mis películas bélicas preferidas este peliculón del maestro Clint, el gran Clint. Supongo que es un olvido, imperdonable por cierto, ocasionado por la "juventud" de la susodicha cinta (2006), pues la última gran película bélica que solemos recordar los viejunos como yo es Platoon (1986).
Sin embargo, hoy me dispongo a reivindicar tan magnífica película, al tiempo que me flagelo por no haber reconocido públicamente su grandeza mucho antes.
En realidad, la película me gustó la primera vez que la vi, la segunda vez la saboreé mejor, pero ayer (a la tercera va la vencida) descubrí el sello de obra maestra que Clint Eastwood le había imprimido a sangre y fuego, y nunca mejor dicho, porque sangre, fuego y honor son los temas centrales de tan épica y humana, demasiado humana, película.

La película tiene un guión redondo y los personajes son magníficamente retratados, haciéndolos tan humanos como creíbles. Tanto el soldado que siente la necesidad de morir con honor por la patria, como el que desea sobrevivir a toda costa para reunirse con su familia, acabarán ganándose nuestras simpatías. Podremos empatizar y comprender al general veterano de tácticas obsoletas, pero de regios y nobles principios, tanto como con el joven general conocedor de las tácticas de guerra modernas, pero no menos valeroso y patriota (genial Ken Watanabe, "El último samurai").
La escena del suicido colectivo es gloriosa, terriblemente dura y dolorosa, trágica... ¡¡¡GENIAL!!!
La escena final, cuando son desenterradas las cartas de una de las cuevas y salen a la luz los testimonios, miedos, ilusiones, esperanzas... de aquellos soldados que sabían que iban a morir es ¡¡¡MARAVILLOSA!!!
Decenas de sabrosonas escenas, perfectamente hilvanadas todas ellas, para dar forma a una narración perfecta, para despertar los sentidos y hacer aflorar las emociones.
¿De verdad, aquel año de 2006, se mereció "Crash" el Oscar?

Saludos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo esta película no la he visto.
¿Para cuando alguna sobre los genocidios de Hiroshima, Nagasaki y Dresde?.

Noctas dijo...

Es una obra maestra. A mi me encantó., ese seminiño, ese semihombre a quien le acompaña la suerte., ese niño que no entiende nada pero que avanza. Qué me dices de la escena donde hay unos americanos que matan al que se rinde. Allí ves a los americanos como los extraños...en fin. A mi entender creo que implictamente no valoras salvad al soldado ryan. Gran error, Apañó.

Alipori dijo...

Qué difícil es combatir lejos del blog ¿eh? colega. Brian es duro de pelar. Recuerdas a José Borjas?... pues "murió" en el intento. Claro que áquel, era un pobre hombre que nunca supo ni qué decía, ni qué hacía. Las substancias estupefacientes que, seguro, se metía por todos los agujeros del cuerpo,le enloquecieron.

Alipori dijo...

Veo que al tocado con la tartera de los quesos en el cogote, como colofón de esta soberana tontería del “populismo”, le has dado bien en sus morritos de jubilado relativista, nefasto y cobarde permitdor de todos los desmanes con que nos viene obsequiando las izquierdas desde el puto invento del tripartito y la recuperación del poder del Estado, gracias al soberano fallo de Aznar, Acebes y Cía., con respecto a la fabulación del atentado que les costó el Gobierno del Estado en aras de este impresentable Mr. Bean de la política, el inefable i vergonzante ZP. ¡Muy bien!, como tratas a esa gentuza de sibilinas maneras, como el ridículo vejestorio, émulo de las iconoclastas y descerebradas "gestas" de los Monty Python -sus maestros de payasadas- de quien, evidentemente, es epígono y admirador. De la gente del Clot -barrio de BCN- que cuenta con elementos “ilustres” como Loquillo sin sus trogloditas y el Toni el del formatges, uno no se puede fiar porque no sé por qué razón son todos unos resentidos sociales. Curioso… muy curioso.

Wittmann dijo...

Buenas Apañó.

Puede que no la cites como tal, pero sin duda es una de las grandes del género bélico en cualquiera de los aspectos que se prentenda tratar. Técnicamente incontestable y con un fiel refelejo de la entrega a la Patria y para la Patria en pro de su defensa, bajo cuyo pretexto se somete la propia vida, son dos de los puntos fuertes de la misma. Y si a ello añadimos los toques del genio Eastwood pues... sobran las palabras. Intentaré añadirla pronto a mi blog.

Saludos.