Cine como realidad virtual


Cine y vida, cine y política, cine y filosofía, cine en la realidad y cine en la ficción.

miércoles, 4 de marzo de 2009

El creyente (the believer)


Volví a ver la película "El creyente" por casualidad, mientras hacía zaping, y no pude evitar volver a engancharme a su reflexivo y provocador guión como me enganché en su día, ya hace algunos años.

Un judío que se convertía en nazi. ¡Ahí es nada!, sin duda una sugerente propuesta que, además, estaba basada en un hecho real.
La película es susceptible de ser analizada tan "sesudamente" como febril o imaginativa sea la mente de cada espectador, pero yo, en concreto, centraré mi reflexión en lo que considero el eje central del esquizofrénico proceder del protagonista: el dilema a la hora de optar por imperativos vitales vs imperativos morales.

Aparecen en la película dos pasajes o escenas que, creo, resultan imprescindibles para entender al atormentado protagonista, Danny Balint:

1) La primera: cuando Danny era estudiante de las sagradas escrituras y se enfrentó a su profesor con motivo del conocido pasaje bíblico de "el sacrificio de Abraham".
El profesor, por supuesto, le explicó la versión judeocristiana que todos conocemos, es decir, el carácter de prueba que tenía dicha petición para comprobar la incondicional obediencia y sumisión del bueno de Abraham, incluso para sacrificar a su hijo, llegado el caso, en nombre de Dios.

-¿Qué clase de Dios era ése?, preguntaba Danny visiblemente irritado.
¿Y qué clase de padre era Abraham?, dispuesto a sacrificar la sangre de su sangre por designio divino.

2) La segunda escena la protagoniza un superviviente de un campo de exterminio nazi, que relata a Danny y a sus amigos, condenados por un juez a asistir a una terapia de sensibilización, un trágico episodio del pasado.
Les contó, el envejecido y atormentado judío cómo, intentando huir de los nazis él y su familia, fueron descubiertos ocultos en un carro de heno, y les narró cómo un sargento alemán ensartó a su pequeño vástago en una balloneta.

- ¿Y tú qué hiciste?, le preguntó Danny con tono de reproche.
- ¿Qué podía hacer?, acertó a decir el judío.
- ¡Pues luchar!, le espetó Danny al tiempo que abandonaba la sala y le gritaba al grupo de terapia que él no tenía nada que aprender de ellos, sino que eran ellos quienes debían aprender.

Creo que estas dos escenas son claves para entender el reproche que Danny formula contra una religión que él consideraba propia de débiles, contra una moral victimista en definitiva.
Danny entendió, ya desde pequeño, que cualquier padre, por imperativo vital, estaba obligado a preservar la vida de sus hijos; entendió que se trataba de una ineludible ley natural que estaba por encima de cualquier ley moral.
Así lo entendió también cuando acusó de cobarde al padre judío que permaneció inmóvil mientras su hijo era asesinado ante sus ojos.
¿De qué le sirvió sobrevivir a la muerte de su hijo?
-Mírate, le espetó Danny, eres un despojo humano, ahora estás peor que si, entonces, hubieses muerto junto a tu hijo.

Danny, efectivamente, se debatía entre seguir los dictados vitales impuestos por las leyes de la naturaleza o seguir aquellos otros imperativos morales que instaban a la sumisión y la resignación de los hombres.

¿Qué debía hacer Danny? ¿Qué debemos hacer todos nosotros?
¿Agachamos la cabeza cuando nos revientan la vivienda, o arremetemos contra quienes nos agreden impunemente ante la desidia de una "justicia" adormilada?
¿Nos resignamos a ver cómo los violadores y asesinos de nuestros hijos gozan de derechos, mientras nosotros, como el atormentado judío de la película morimos cada día por la pérdida de nuestros seres queridos?
¿Permanecemos silentes y resignados mientras dinamitan nuestra razón de ser, que es la Razón de ser española y occidental?

¿Quiénes, y por qué, matan la vitalidad de los pueblos? ¿Quiénes asesinan al instito natural de supervivencia en nuestras sociedades carentes de dignidad, resignadas a diluirse en la nada de los tiempos en aras de cumplir escrupulosamente con preceptos ético-morales de falso buenísmo "democrático"?

Saludos.