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jueves, 22 de noviembre de 2007

Muere Fernando Fernán Gómez


Decía el general Máximo en "Gladiator", sin duda una de las mejores películas épicas de los últimos tiempos, que todo lo que hacemos en vida tiene su eco en la eternidad.

Fernando Fernán Gómez fue un gran gladiador en vida, un espíritu creativo al más puro estilo aristoi que, a falta de gladium, bien supo esgrimir con acierto su afilada e incisiva pluma.

Personalmente, siempre le recordaré como el entrañable Lucas Trapaza, aquel pícaro que me ilustrara y divirtiera a partes iguales en mi temprana adolescencia, cuando todavía no existían Internet, canales digitales en los que "perder" el tiempo ni consolas de juegos; cuando ver un capítulo del amigo Trapaza alegraba el día al tiempo que te instruía y alimentaba el alma.

Quedará inmortalizado en mi memoria, también, su personaje gruñón y entrañable de "el abuelo", magnífica película del magnífico Garci, director que se me antoja necesario contrapunto al cine chabacano y sentimentaloide del mal denominado "manchego universal".


En fin, decía Fernando que él tenía el temor, tan unamuniano, de que cuando muriese no volvería a ver a sus amigos en otra vida, y que por ello le entristecía tanto la muerte de sus seres más queridos.

Nosotros tendremos la suerte, sin embargo, de seguir disfrutando con Fernando en todas y cada una de sus películas y personajes, desde el errado Carabel, empeñado en ser malo a pesar de su naturaleza bondadosa, pasando por el amigo Lucas, el pícaro que siempre acababa "trasquilado" y sin lana, hasta llegar al del aristócrata abuelo henchido de honor y dispuesto a ayudar a suicidarse a un amigo depresivo.


¡Descanse en paz un verdadero hombre grande!

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