Cine como realidad virtual


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miércoles, 16 de mayo de 2007

El invisible Harvey


Parece mentira que a estas alturas de la película todavía se debatan gilipolleces, tales como si "¿España existe?" o "¿existió alguna vez?"

Tanta es el ansia particularista que infecta España, y tanto el revanchismo mediocre de las sempiternas izquierdas retrógradas, que no han parado de surgir teorías, hipótesis y elucubraciones varias, que pretenden demostrar que España siempre fue una ficción, el sueño invisible de un esquizofrénico, pero en absoluto una realidad.

Ya tiene "guasa" que incluso dos de nuestros mejores filósofos, Ortega y Marías, debieran gastar esfuerzos y folios para rebatir tanta sinsorgada apátrida y miserable.

No me pararé una vez más, y como otras tantas cientos de veces, a demostrar la realidad de la existencia de España, pues ya se encargó de ello Ortega en "la España invertebrada" y Marías en su "España inteligible".

Señalaré, no obstante, el hecho curioso y paradójico de que existan individuos que pretenden negar determinadas realidades inventando las propias.
Así, a bote pronto, se me antoja recordar a un tal Sabino Arana, esquizofrénico que padeció graves delirios que le llevaron a idear y creer en la existencia de un país que nunca existió; un sujeto que en sus delirios más febriles realizó tal ejercicio de racionalización que convenció a todo un pueblo de que existía una nación vasca que debía, cómo no, constituirse por derecho propio en país.
Los delirios, propios de particularistas y mentes irracionales, también afectan a quienes desde la Cataluña más ombliguista abogan por la reunificación dels Països catalans, otro invento peregrino que jamás existió como proyecto común a lo largo de la historia.

Son muchos, quizás demasiados, los individuos que pululan por las Españas que me recuerdan al despistado y "alocado" Elwood, personaje que interpretaba James Stewart en "El invisible Harvey".
Elwood aparecía como un simpático "bebedor" que veía, probablemente como consecuencia de los delirios etílicos, a un amigo invisible: Un conejo de enormes dimensiones llamado Harvey.
El caso es que durante la película, Elwood despierta los sentimientos de solidaridad más irracionales de las personas de su entorno, las cuales pasan de tacharle de "loco" a creerle un ser maravilloso que ha ideado una nueva realidad alternativa para ser feliz.

Finalmente, y como no podría ser de otra manera, son varios los personajes que acaban "viendo" y reconociendo como real la presencia del invisible conejo.
¿Por qué? ¿Por qué existen individuos tan desilusionados con su realidad, con su país, con la realidad histórica que les ha tocado vivir, que no dudan en crear realidades alternativas desde la ficción de sus delirantes mentes?
Si existe un problema de delirio colectivo, lo cual no sería de extrañar teniendo en cuenta el carácter patológico e irracional de las masas, digámoslo claro, pero no les sigamos el "juego" a nuestros cansinos esquizofrénicos particularistas, que ufanos en la creación de sus propias realidades no cejan en el empeño por hacernos creer que España es una suerte de gran conejo invisible llamado Harvey, al que, por supuesto, sólo pueden ver los malosos y esquizofrénicos fachosos.


 

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