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sábado, 2 de agosto de 2008

Troya (¿de bolcheviques o de superhombres?)


Cuando Homero escribió la Iliada, y las hazañas del gran Aquiles, lo hizo para magnificar y rendir grandilocuente homenaje a valores como el honor y el valor.
La Iliada puede parecer la historia de Troya, o la historia de la guerra de Troya, pero es ante todo el reconocimiento de un gran hombre, quizás de un superhombre en el sentido más nietzscheano del término: Aquiles.
Hace unos días revisioné la película "Troya", la protagonizada por Brad Pitt, y he de confesar que me agradó mucho más que la primera vez que la vi.
Nadie, ninguna civilización antigua, supo entender la épica como la entendieron los griegos, y la película refleja fidedignamente esos sempiternos valores, honor y dignidad, tan denostados por la actual retroprogresía inmoral.

Es cierto que la Iliada nos muestra a un Aquiles soberbio y orgulloso, el mejor de los guerreros, hijo de dioses, que no teme enfrentarse a reyes como Agamenón, individuo mediocre aunque poderoso, pero no me "cuadró" el desprecio hacia los dioses, en concreto en la escena en que irrumpe en el templo de Apolo y, desafiante, decapita la cabeza de una estatua que representa al Dios de los troyanos (eso fue demasiado "rojeras" y muy poco "aristoi").

No pude evitar recordar el archiconocido "ni en dioses, reyes ni tribunos está el supremo salvador" cada vez que Aquiles despreciaba a Agamenón, a Apolo y a todo aquello que se suponía estaba por encima de los pobres mortales.
Claro que Aquiles era algo más que un mortal a pesar de su feble talón, ¿quizás un "auténtico rojo" como zETAp, que lo mismo arremete contra la Iglesia que desprecia a la monarquía con la boca pequeña, para no ofender a su coleguita el Bribón?
¿O acaso era Aquiles aquel superhombre del que nos hablara Nietzsche; aquel individuo íntegro que sabía que sus actos tendrían eco en la eternidad al margen de la existencia de dioses y a pesar de la presencia molesta de reyezuelos mediocres que se creían mejores que él?

Yo apuesto por lo segundo, pues jamás alguien con valor y honor podría autoproclamarse "rojo".

Saludos.