Estas fiestas he visto dos buenísimas películas, humanas, demasiado humanas que diría Nietzsche: "El Rey pescador" y "El príncipe de las mareas", dos filmes sobre las fragilidades, las miserias y las grandezas de los hombres, y las mujeres, que luego se me quejan los "cejeros".
Un trauma del pasado, origen desencadenante de posteriores derrumbes emocionales, es el nexo que tienen en común tan espléndidas películas.
He encontrado varios paralelismos entre ellas:
- Las circunstancias, crueles y adversas, marcan a los personajes llevándoles a la locura (El Rey pescador) o a la autodestrucción en forma de suicidio (El príncipe de las mareas).
- Los personajes afectados emocionalmente deberán ser "rescatados" por fríos y distantes sujetos que, al tiempo que se esforzarán por salvarles, se salvarán a sí mismos del vacío existencial y egocéntrico que subyugaba sus vidas.
El Notas, me refiero a Jeff Bridges, ayudará a un desequilibrado caballero andante, Robin Willians, que ansiará encontrar el Santo Grial, mientras que Nick Nolte ayudará a su suicida hermana poetisa. Ambos, Bridges y Nolte, mejorarán como personas y reconducirán sus vidas gracias a sus respectivas acciones altruistas.
Nos encontramos ante el famoso "ayúdame y te habré ayudado" que proclamaba la bonita
"pero a tu lado" de los Secretos, pero en versión más épico-grandilocuente, caso de "El rey pescador", y freudiana ("El príncipe de las mareas").
Para contrarrestar el visionado de pelis tan "serias" me zampé "Zombieland", la sempiterna de zombis que a todos gustan y entretienen.
Cuál fue mi sorpresa, pero, cuando entre la consabida casquería sanguinolenta de toda peli de zombis que se precie encontré también el mismo mensaje, tan humano, del "ayúdame y te habré ayudado", cierto que entre cabezas de zombis que explotaban y en medio de un humor tan negro como sarcástico, pero el mismo mensaje al cabo.
Así, un aparentemente duro y frío Harrelson, acababa tutelando y protegiendo al simpático friki de la peli, una suerte de adolescente poco dotado para las relaciones interpersonales, tan ingenuo y tan entrañable que terminaba en brazos de la apetitosa Emma Stone, homenajeada en la cabecera de esta entrada, como no podía ser de otra manera. Ñam, ñam...
Saludos.