Cine como realidad virtual


Cine y vida, cine y política, cine y filosofía, cine en la realidad y cine en la ficción.

jueves, 24 de marzo de 2011

Elisabeth Taylor



Se marchó, pero dejó un fuerte eco en la eternidad.
¡Qué guapa era y qué grande fue!
¡Descanse en paz!

miércoles, 23 de marzo de 2011

Forrest Gump y la tontería perdida.


Ayer volví a ver "Forrest Gump", una película GENIAL (en mayúsculas) y deliciosamente "simple".
Siempre que veo Forrest Gump me doy cuenta de lo simples, en realidad, que somos los seres humanos, es decir, lo simples que son las cosas verdaderamente importantes. Y cuando me refiero a las cosas "simples" me refiero a las que son sencillas, familiares, cotidianas, sanas y vitales en definitiva.
Yo asocio mi descubrimiento de la grandeza de "Forrest Gump" con la pérdida de mi condición de tontaco. Sí, yo fui uno de tantos tontacos que en el año 1994 se escandalizó porque "Pulp Fiction", la obra cumbre de Tarantino, no se llevase el Óscar a la mejor película. Es más, yo despotriqué contra el sentimentalismo ñoño de la sociedad americana, contra aquellos yanquis patrioteros capaces de convertir en héroe y ejemplo de virtudes a un individuo harto "simple".
Sin embargo, "Pulp Fiction", obra transgresora e irredenta en su día, sólo la he visto un par de veces, la segunda vez a trozos y seleccionando determinadas escenas. La verdad es que una vez saboreado el momento de lo novedoso e inesperado, y tras el asombro provocado por la osada transgresión creativa, de "Pulp Fiction" sólo me queda el grato recuerdo de una pretérita juventud díscola y rebelde, ya lejana.
Al madurar aprendemos a reconocer y valorar la "poesía que promete" y nos alejamos de aquélla que destruye de forma insana y enfermiza. De hecho, Pulp Fiction es un canto decadente a lo sórdido e inmoral; arte que ensalza las miserias humanas, sus debilidades y podredumbres, mientras que Forrest Gump es un canto a la vida y a la alegría de vivir. Es, en definitiva, promesa de esperanza y reivindicación de los "más mejores amigos".
Hasta un simple como Gump tuvo a su más mejor amigo en la figura entrañable de Bubba, el pescador de gambas. Gump también pudo palpar el pecho de su amiga Jenny y experimentar un inesperado orgasmo entre convulsiones y sensaciones desconocidas hasta entonces para él (la eyaculación más precoz de la historia del cine).
¿Y qué decir del teniente Dan, de ese ser que deseó la muerte heróica en el campo del honor y que descubrió una nueva vida, y el amor, gracias a la 2ª oportunidad que le ofreció Gump salvándole en Vietnam?
La película es una maravillosa sucesión de escenas inteligentes, sí, pero no debemos olvidar que es pura ficción que puede llevarnos, a través de la hábil manipulación de nuestras emociones, a sutiles engaños y erradas condescendencias.
Por ejemplo, el perfil de Gump no es el propio de un individuo con CI de 75, como se señala en la película, sino más bien el de alguien mucho más limitado.
En realidad, la mayoría de individuos con un CI entre 75 y 80 podrían pasar perfectamente por "normales" (entrecomillado) sin mostrar de forma tan evidente las claras deficiencias de Gump.
Hay una trampa evidente en el film, y que intenta justificarse en la escena en que la madre se entrevista con el director de la escuela para evitar que su hijo sea escolarizado en un centro especial: la diferencia poco significativa entre un CI de 75 y la media normativizada. Pero es que Gump, a lo largo de toda la película, muestra claramente mayores deficiencias que las que cabría esperar en un individuo con CI de 75. Así, nos intentan "colar" como algo normal que Gump sea padre (terrible irresponsabilidad inconsciente) e intentan "colarnos" que un individuo con tales limitaciones pueda empuñar un arma y servir en el ejército. ¿Eing?
En fin, la crítica considera a "Forrest Gump" como una película dramático-cómica, pero yo me atrevería a calificarla, más mejor, como una peli de ciencia ficción cuya fantasiosa irrealidad nos ayuda a comprender mejor qué valores son importantes en la vida.
Bienvenida sea "Forrest Gump", al menos, si es capaz de salvar a algunos de las garras de la tontería y de la condición de tontaco.


Pd: banda sonora a cargo de Guns and Roses y su precioso tema "One in a million"
Y una pregunta: ¿habría tenido éxito la película Forrest Gump sin el crack del teniente Dan?

lunes, 21 de marzo de 2011

Los ojos de Julia


Me sorprendió gratamente esta película, de verdad. Una película que no parecía "española", y con eso lo digo todo, o casi todo. Ni atisbo por parte alguna de nuestra Guerra Civil y, aunque parezca increíble, el maloso psicópata ¡no era falangista!
No he visto "Pa negre", así que no puedo opinar sobre la calidad de la película ganadora de la última edición de los Goya. Huele, sin embargo, a que, una vez más, el tema de "Pa negre" sea el tan manido y recurrente de la GC. ¿Cansino, no?
Sí puedo escribir, no obstante, que "Los ojos de Julia" le da cien vueltas a la pretenciosa y fallida "balada trompetera" de Álex de la Iglesia. ¡Y eso que la cinta de Guillermo del Toro no estuvo nominada a la mejor película! ¿por qué?
Algo huele a podrido en el cine español. Una de las mejores películas desde "Celda 211" se fue de vacío de la "gala" de los Goyas. ¡Increíble!

Belén Rueda está que se sale. Un pedazo de actriz que no pierde la elegancia ni su bello porte aristocrático en ninguna escena, por escabrosa o tenebrosa que ésta sea. Y en "los ojos de Julia" se sucedieron brillantes escenas propias de los cines de terror y suspense de los de toda la vida. Y no por ello resultó un aburrido "déjà vu". Au contraire!, la película tiene un par de buenos giros impredecibles y sorprendentes.
También Lluís Homar me gusta cada vez más, perfecto tribuno maloso en "Hispania" y genial cómico homosexual en "Pájaros de papel" (otro truño guerracivilista para variar), que en "Los ojos de Julia" está a la altura de la enorme Belén Rueda.

"Los ojos de Julia" aprovecha muy bien el drama de una mujer, que padece una ceguera progresiva y degenerativa, y que decide resolver la misteriosa muerte de su hermana.
El psicópata de la peli vuelve a ser de libro, y nos vuelve a recordar al ínclito Norman Bates, al menos en lo que concierne a la enfermiza relación psicótico-madre y a los insanos lazos de mutua dependencia que caracterizan dicha relación: madre controladora y castradora e hijo inseguro y acomplejado.
La teoría del individuo invisible, del ser gris y mediocre en el que nadie se fija, está muy bien tratada y mejor resuelta en un autoinmolador final. Tan sólo el viejo encargado del mantenimiento del hotel, otro individuo invisible a los ojos de los demás, sabe quién es el personaje siniestro que para poder ser necesita no ser visto.
Película, en verdad, muy recomendable.


PD: banda sonora a cargo de Ilegales, "Ella saltó por la ventana"
Pinchad en la foto de cabecera y gozad de la belleza serena y radiante de Belén Rueda.

jueves, 3 de marzo de 2011

La aventura del Poseidón (o la decadencia de Occidente).


Ayer volví a ver "La aventura del Poseidón", una película ya algo viejuna perteneciente a lo que ha dado en llamarse "género de catástrofes".
- ¿Otra vez la vas a ver?, me preguntó mi mujer incrédula mientras seguía haciendo sus trabajos en el portátil.
- Pues sí, comme il faut! le respondí contundente.
- Ainsssss... se limitó a suspirar resignada.

Ya le dediqué una entrada al género de zombis, a esas películas de muertos vivientes, siempre resultonas y las más de las veces impregnadas de una siniestra y morbosa comicidad.
Las pelis de zombis y las de catástrofes comparten un mismo denominador común: el deseo de supervivencia de un puñado de individuos obligados a enfrentarse a difíciles circunstancias adversas.
Como buen orteguiano, me pirran las pelis donde la inteligencia y la creatividad de los hombres deben superar las contingencias y adversidades del medio para salvarse a sí mismos.
Además, y esto es innegable, en dichas pelis existe la morbosa emoción añadida de poder jugar a la ruleta de la fatalidad: ¿Quién será el próximo personaje en caer? ¿Será el tontaco cobarde? ¿La hembra jugosona que exhibe muslamen y generoso escote? ¿O el tipo duro y seguro de sí mismo?
Si el guionista es bueno salvará a la chica jugosona o, en el peor de los casos, la sacrificará hacia el final de la película.
¿Os habéis dado cuenta en cuántas pelis de zombis y de asesinos en serie acaba siendo una chica de buen ver la que logra salvarse?

En "La aventura del Poseidón", que es la peli que nos ocupa, el tipo duro y con dotes de liderazgo (un pater interpretado por Gene Hackman) acaba sacrificándose por tal de salvar al resto del grupo.
Me doy cuenta, entonces, de que son muchas las pelis, ésta del Poseidón incluida, donde los más débiles y negados para la supervivencia consiguen salvarse gracias al sacrificio generoso y voluntario de los más fuertes y decididos.
Así, una chicarrona buenorra, pero tontaca, temerosa, e incapaz de reaccionar ante el peligro, será una de las que sobreviva, además de un yayo escaso de energías y un niño resabidillo.
Poco a poco comienzan a tejerse en mi cerebro las peregrinas asociaciones de turno, y me doy cuenta de hasta qué punto el cine, como la filosofía, está impregnado de esa moralina judeocristiana tan amante de sacrificar a los mejores por tal de salvar a los más débiles y necesitados.
Voy más allá en mis elucubraciones y me pregunto: ¿Por qué Occidente tiene sus días contados? ¿Acaso porque ya no queden hombres fuertes y enérgicos dispuestos a sacrificarse, en vano, por unas masas débiles y cortas de entendederas?
Ya nadie cree en la necesidad vital de luchar y de sacrificarse. ¿Cómo habría de aceptar la guerra, argumentaba el genial Unamuno, quien ya no tiene fe en la vida eterna? Decía el filósofo español que los individuos se volvían cobardes en tanto dejaban de creer en la vida después de la muerte.
Occidente se diluye, cual azucarillo, en la medida que pierde fe y energía espiritual, en la medida que sus raíces católicas son dinamitadas, menospreciadas y rechazadas: ¡Ya no merece la pena sacrificarse por nada ni por nadie!
Et voilà! He ahí por qué el Islam nos ganará la batalla vital: el Islam todavía dispone de hombres enérgicos y fuertes dispuestos a autoinmolarse y hacerse estallar en pedazos por los demás, por sus hermanos musulmanes: por Alá.
El Islam todavía dispone de individuos dispuestos a quemarse a lo bonzo para protestar ante la injusticia. Es capaz, todavía, de iniciar revoluciones.
El mundo musulmán vive y construye su realidad futura, mientras nosotros, en nuestros cómodos sillones, preferimos vivenciar nuestras glorias y grandezas a través de películas ficticias; para autoengañarnos y creernos que todavía existen héroes capaces de dar su vida por los demás, para seguir creyéndonos los reyes del mambo...
Nos creemos tan buenos y mejores que tildamos a los musulmanes, o a cualquier individuo con firmes creencias, de locos y dogmáticos ¡Serán tontacos!, exclamamos, mira que hacerse estallar en mil pedazos...
¿Y los chinos?, decimos, ese pueblo oprimido y subyugado cuyos ciudadanos deben emigrar masivamente a otros países... ¿no son de pena?
Sí, sí, serán tontacos y gilipollas, darán pena y estarán oprimidos, pero de aquí a unas cuantas generaciones la humanidad hablará árabe y chino mandarín.

Mientras, acomodémonos, veamos pelis de ficción en nuestra TV y veamos también cómo los auténticos actores de hoy (musulmanes y chinos) escriben los guiones de sus vidas y garantizan el futuro de sus hijos y nietos.