Cine como realidad virtual


Cine y vida, cine y política, cine y filosofía, cine en la realidad y cine en la ficción.

lunes, 23 de febrero de 2009

El niño con el pijama de rayas.


Una buena película que pasa rápida ante nuestros ojos, sin hacerse aburrida en ningún momento.
Se agradece, para variar, que algunos directores hagan todavía actual el dicho de "lo bueno si es breve, dos veces bueno"
No me pareció en absoluto ñoña ni sensiblera, ni siquiera pretenciosa como la fallida "Walkiria" de Tom Cruise, en exceso cargada de sesgada moralina.
La película enfrenta y aborda, a mi manera de ver de forma inteligente, la crítica decisión de Hitler de exterminar a los judíos; y enfoca y analiza al nazionalsocialismo desde diferentes perspectivas dentro de un mismo núcleo familiar, provocando tensiones y discrepancias entre sus propios miembros.

Volví a acordarme de "Walkiria" y de los métodos subversivos, propios de terroristas, del "bueno" de Stauffenberg para apartar a Hitler del Poder, del mismo modo a como en las Españas se apartó a Carrero Blanco.

Yo "ni quito ni pongo rey", porque en difíciles circunstancias tiende a legitimarse cualquier medio, por inmoral y bastardo que sea, para permitir alcanzar loables fines. Sucede, pero, que en no pocas ocasiones es "peor el remedio que la enfermedad", pues todo cerdito Napoleón de granja tiende a convertirse en aquello mismo contra lo que combatió.

Y cuando comienzo a disertar y a divagar de manera tan ambigua, no faltan quienes me tachan de débil, incluso de tibio liberal.

¿"Tibio" yo?... ¡vamos, ni que fuese un Marianín maricomplejín!
Yo creo todavía en el HONOR (con mayúsculas) y en la necesidad de preservar la dignidad de todo ser humano, pero creo también en el imperativo vital de actuar enérgicamente cuando las difíciles circunstancias así lo requieren, o cuando "peligrara la justicia y la integridad de la patria" (José Antonio).
Me sucede como al aristocrático Laurence Olivier en "Espartaco", pues pienso que, llegado el momento crítico, debería ser el pueblo soberano y responsable quien delegara voluntariamente en un cónsul honorable y excelente, no dando la oportunidad, así, a que ningún Sila se arrogara el derecho de intervenir ante la desidia de políticos y ciudadanos.
Es claro, pero, que allí donde se prescinde de la figura de un necesario y enérgico cónsul siempre es susceptible de aparecer un dictador.

Y España, queramos reconocerlo o no, necesita un cónsul con urgencia vital, alguien que ponga fin a la perenne partitocracia actual que se prepetúa y alterna en el Poder mientras España se diluye, no sólo económicamente, sino moral y vitalmente, pues es su propia Razón de Ser la que peligra merced a nuestros miserables políticos.

Saludos.

martes, 17 de febrero de 2009

Walkiria


¿Recordáis la divertida película española "por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo"?, pues viendo la insufrible "Walkiria", protagonizada por Tom Cruise, no pude evitar preguntarme: ¿Por qué lo llaman héroe cuando no fue mas que un traidor?

Me pareció más convincente la interpretación de Ulrich Tukur en la "operación Walkiria" del año 2004, porque el amigo Tom, además de no estar a la altura del personaje (nunca mejor dicho), nos "regala" un final patético, con pretensiones heróicas, que raya el histrionismo.

De verdad, poned atención a la sonrisilla de "zumbao" que esboza Cruise cuando está delante del pelotón de ejecución.
Lo que pretende ser una interpretación propia de un héroe se torna bufonesca histeria acompañada de sonrisilla propia de un psicópata.

En fin, reconozco que visioné la película con no pocos reparos y prejuicios, porque, a pesar de los pesares, un traidor siempre es un traidor, ya sea aquí, en China o en la lejana Patagonia; y lo es, ya se llame éste Brutus, Judas, Bellido Dolfos, Lluís Companys, Manuel Azaña o Claus von Stauffenberg.

Pretender hacer pasar a un traidor por héroe es muy propio de la pseudomoral perversa que impera en Occidente; la misma que hace pasar a un sanguinario terrorista, como el Che, por libertador.
Sólo dos escenas para recordar:
La primera cuando Hitler explica que "no se puede entender el nacionalsocialismo sin Wagner" (parafraseo) y la segunda cuando Goebbels, creo, se coloca la cápsula de cianuro en la boca ante la incertidumbre de si triunfará el golpe de Estado del traidor Stauffenberg.

Aburridilla película, ¡voto a Bríos!

Saludos.

domingo, 15 de febrero de 2009

El curioso caso de Benjamin Button


Una buena película a la que, quizás, le faltó un hervor.
Me resultó larga por momentos y, de no ser por el interés que suscitaba la originalidad del guión, probablemente la hubiese abandonado, como abandoné la indigerible "7 almas" (¡menudo tostón!).
La película no logró "emocionarme", a pesar de contar con una banda sonora, fotografía y guión, perfectamente orquestados para lograr tal fin.

Sólo me emocioné al final de la película, cuando contemplé una de las escenas más duras que jamás he visto en el cine: la muerte, relajada y parsimoniosa, de un bebé en brazos de su cuidadora.

Y por último la pequeña reflexión obligada:
¿Fue un acto egoísta o de sacrificio, el que protagonizó Benjamin cuando abandonó a su mujer y su hija?
¿Eing?

La película nos "vende" el abandono final de su familia como un acto altruista, de generoso sacrificio, pero yo no pude por menos que compararlo con la acción de su progenitor, el egoísta sr Button, el cual abandonó a su "peculiar" bebé envejecido poco después de que éste naciera.

No sé, quitando los personajes del capitán Mike (todo un artista del tattoo) y la madre adoptiva Quennie, ellos sí vitalistas y generosos, los demás se me antojaron totalmente prescindibles para dar cualquier ejemplo o lección de moralidad.
Y tampoco entiendo por qué mi subconsciente relacionó la genial interpretación de capitán Mike con la del teniente Dan Taylor en Forrest Gump...

Saludos.

jueves, 12 de febrero de 2009

10 cortes metálicos para la eternidad.


Hoy he decidido rendir pleitesía a la música más vital y humana, demasiado humana que diría Nietzsche, capaz de enaltecer al ser humano y de trascendentalizarlo, que no es moco de pavo.
Me estoy refiriendo, como no podría ser de otra manera, al glorioso metal.

Según mi docto criterio, estas serían las 10 mejores canciones metálicas que configurarían un álbum completo y glorioso:

1) "Hallowed be thy name", de Iron Maiden.
2) "Diamonds and rust", de Judas Priest.
3) "Crusader", de Saxon.
4) " Heaven and hell", de Black Sabbath.
5) "Mr Crowley", de Ozzy.
6) "Don´t talk to strangers", de Dio.
7) "Master of the wind", de Manowar.
8) "Working man" de Rush.
9) "The man on the silver mountain", de Rainbow.
10) "Stairway to heaven", de Led Zeppelin.

¡Disfrutad, bribones!